viernes, 1 de noviembre de 2013

¿Juegos de niñas y juegos de niños?




Leía en Somos Múltiples una pregunta de una mamá preocupada por la identidad de género de uno de sus mellizos y la correspondencia con su sexo pués este le expresaba que quería ser niña. Los comentarios y respuestas relacionadas con los juegos infantiles "propios" de niños y de niñas me motivaron algunas reflexiones que quiero compartir acá.

Mis mellizos son niño y niña de casi 5 años y mis hijos mayores tienen casi 12 él y ella casi 6 (todos cumplen en enero!!). En casa procuro no restringir los juegos en relación al sexo y permitir la libre exploración y diversión. niños y niñas juegan con muñecas - muñecos y con rodados y muchísimas cosas más como juegos de peluquería, la familia, portear bebes. de restoran, luchas. disfraces de todo tipo, bicicletas, subirse a los arboles,modelar con masa, pintar... 

Ahora mi hijo mayor evita claramente todo lo relacionado con chicas pues esta entrando a pasos agigantados a la pubertad y está reafirmando su identidad de género. Puedo apreciar que mi mellizo juega más "cosas de chicas" que su hermano mayor pues comparte su infancia con sus dos hermanas, y a la vez las niñas juegan más "cosas de chicos" porque comparten con sus hermanos. La melliza tiene una amplitud de gustos a diferencia de su hermana mayor que (NO SE DE DONDE!!!) es la coquetería en persona y desde los 10 meses muestra una predilección por el rosa y las cosas más "femeninas" y todo lo relacionada con princesas, gusto que respeto pero no incentivo. Al mellizo le fascinan los rodados y las luchas, y también es feliz expresando una infinita ternura a los "bebes" o animales; disfruta cuando juega "cosas de chicas" y no le gusta nada no poder arreglarse como sus hermanas al salir; lo encuentra fome (aburrido) y también me ha dicho que quiere ser niña. Pienso que el "mundo de las niñas" colores, pinturas, cremas, adornos, accesorios, personajes, etc, llaman poderosamente la atención a ambos sexos por lo atractivo de su uso y disfrute.

Me esfuerzo por aclararles cuando el tema sale que no existen cosas de chicos o chicas (relacionadas con los juegos o películas o colores) sino que es cosa de gustos, y noto como esto alivia enormemente las cosas pues no sienten presión ni se sienten mal y pueden vivenciar y disfrutar su infancia sin esos límites. Muchas veces hemos conversado sobre que también los hombres cuando son más grandes pueden usar -si quieren- aros, anillos, collares, pelo largo, ... que en otras culturas los hombres usan o usaban falda.o que en las profesiones relacionadas al arte también pueden usar pintura en el rostro o cuerpo, o depilarse en el caso de algunos deportistas; etc. También me esfuerzo por respetar sus gustos sin imponer algo "mixto" si quieren algo claramente más relacionado con su sexo (como los colores o diseño de las cosas de  los cumpleaños). 

Claro que yo no escapo a los "mandatos" de la sociedad en que vivo. Me llama la atención que a veces cuando observo a mis mellizos noto una preocupación en mi por sus gustos cuestionándome si él no será muy femenino y ella muy masculina, pero ese pensamiento proviene de la visión tradicional y dominante respecto a que es ser hombre y mujer en nuestra cultura; y con eso claro   intento sacudirme los prejuicios y estereotipos. 

Es esperable que niños quieran probar cosas de niñas y viceversa, puede que nos preocupe si esto continua cuando se acercan más a la pubertad, cuando es factible observar si aquello fue o es sólo parte de la diversión o en realidad es un anhelo interno y alguno de nuestros hijos tiene una identidad de género diferente a su sexo. Como sea, creo que lo importante es que ahí estaremos, apoyando y no limitando ni imponiendo según lo que esta sociedad permite. La no discriminación por género comienza por casa, respetando y permitiendo la exploración de nuestros niños sin ponerle límites por el sexo con el que nacieron.
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domingo, 22 de septiembre de 2013

El tiempo, el implacable, el que pasó...





Cuando mi "buen" hijo cumplió 5 añitos pasaron muchas cosas. De pronto, de ser hijo único paso a ser hermano mayor de una recién nacida, comenzó a sentir claramente que él era una personita diferente a nosotros y a comportarse como niño, su mamá ya no estaba cien por ciento para él y el ambiente en la casa se podía cortar con tijeras... Cinco meses después nos separábamos con su papá, situación inesperada para mí, pensaba que estábamos en una crisis y que lo superaríamos, pero él no pensaba ni quería lo mismo. Y ahí nos quedamos, solos los tres.

Hace un tiempo que no estábamos bien, el nuevo embarazo -como casi siempre- no ayudo sino que tensionó más la cotidianidad. Esta vez yo trabajaba jornada completa, veía la casa y me hacía cargo de mi hijo al llegar a casa. Estaba agotada. No hubo tiempo ni ganas de hacer yoga, tampoco de alimentarme especialmente bien, menos de dormir todo lo que necesitaba. Al final pude tomar algunas sesiones en el agua de preparación para el parto para recordar lo aprendido antes y que no había podido poner en práctica por la cesárea de mi hijo mayor. Con todo, una claridad me tenía feliz, esta vez podría parir naturalmente y mi ginecóloga estaba de acuerdo en tener un parto vaginal después de la cesárea (PDC).

Recuerdo haber estado desconectada de mi misma, de mi hijita, o al menos no especialmente conectada, no como la primera vez. Recuerdo como dudaba de si sería capaz de amarla como amaba a su hermano, ¿podría ser posible que no?, ¿cabe en el corazón más amor del que hay y se siente por ese primer hijo?. Tal vez algo de esa sensación me impulsaba a sentir con mayor intensidad la necesidad de parirla, de sentirla salir de mi, de realizar, a través de su nacimiento, ese deseo profundo que tenía de dar a luz naturalmente. Hablamos con mi doctora de parto natural, sin anestesia, en cuclillas, con calma e intimidad. Acordamos eso. Ella estaba de acuerdo, yo confiaba, estábamos de acuerdo... hasta el día del parto.

A las 39 semanas y días comenzaron las contracciones regulares, intensas, cada 10 minutos primero y cada cinco minutos después. Era de noche. Al principio dormité un poco pero como a las tres am ya no podía estar en la cama. Estaba tranquila con la idea de que había llegado el momento, pero no confiaba en mi cuerpo porque me dí cuenta que desconocía totalmente el proceso del parto; me sentía una primeriza y tuve miedo ¿y si estaba ultra dilatada y mi niña nacía ahí mismo?, ¿y si algo iba mal?, ¿cómo saber si ya era hora o no de ir a la clínica?. Llamé a la matrona y ne sugirió que me diera un baño de tina y me sumergiera en agua caliente para ayudar a relajarme, si las contracciones no paraban, era hora de partir para chequear el progreso en la clínica... No pararon, así que decidí irme, primer gran gran gran error, pero eso lo se hoy, 6 años después.

Desperté a mi compañero, llamamos a mis papás para que vinieran a quedarse con mi hijo y partimos a las 5 de la madrugada a velocidad ultra lenta porque me dolía una enormidad el movimiento del auto, y con las luces rojas parpadeantes para señalizar la situación. Llegamos, me sientan en una silla de ruedas, me ingresan, me examinan. Nada, pero nada es agradable, todo es muy frío y siento que me cierro. Tenía dos centímetros de dilatación, pero me dejaron ingresada, no recuerdo cuál fue  la razón. Me hicieron un enema, me monitorearon y se asombraron de que no quisiera anestesia, pues se veía que dolía bastante. Si, dolía, pero yo estaba tranquila con eso, sabía del dolor, podía con ello. Pero no sabía del proceso de parto, de la dilatación, de los tiempos del cuerpo. En algún  momento de la mañana llegó la matrona, también me examinó (me examinaron muchas personas y muchas veces), faltaba mucho, la dilatación no avanzaba. Después del mediodía llega la ginecóloga, la situación sigue "estancada" esta vez en 5 centímetros. Y la voz de la experiencia habla y me comunica que si no dilato pronto tendrán que inducirme... Junto con eso, me convencen de que son muchas horas con dolor y que es mejor que acepte la anestesia... y cedo, aproximadamente a las 13:00 hrs, después de una noche y una mañana con contracciones acepté. Ellas, mi ginecóloga y matrona, que estaban de acuerdo conmigo antes, ahora decían que no se podía... y yo les creí, yo confié y les cedí todo mi poder, todo. Dos veces me pusieron anestesia en el preparto, la segunda vez me agarró hasta las piernas y no podía moverme!!! fue terrible la sensación de indefensión... así que no acepté más dosis. Entre tanto, creo que como a las cinco de la tarde la matrona me informa que van a tener que romper la bolsa y colocarme un goteo, porque aun no dilato lo suficiente. Yo sabía, ellas sabían, que no quería la ruptura (del goteo y la oxitocina sintética tenía muy poca, casi nula información) pero ella insistió y lo dio por hecho la segunda vez que lo dijo. Y yo, triste, resignada y dolorida, la dejé. Finalmente cerca de las seis yo ya estaba lista, me ingresaron al pabellón y allí todo fue bastante rápido. La anestesia estaba perdiendo efecto así que ya sentía de nuevo las contracciones y no tuve que pujar de memoria, también recordé como respirar, pero de cuclillas nada, pues no me podía las piernas... la camilla semi inclinada y después de unos cuantos pujos intensos, vino el corte, del cual ni supe!!! nadie preguntó... ni siquiera me preguntaron, me enteré después. Luego nació mi niña, mi chiquita... la sentí salir, la oí, la ví y la bese, y se la llevaron, allá se fué, lejos, con su papá. Y yo me sentía como en una película, todo era tan irreal...

Tenemos un vídeo del parto, es crudo. Al principio lo veía con cariño, hoy me duele el registro de mi parto, no estaba empoderaba y me quitaron mi parto. Así no más fue. No hubo ninguna, pero ninguna razón médica para los procedimientos aplicados. Aun me resuenan los comentarios de la ginecóloga y la matrona acerca de como el bono comprado para financiar el parto ya estaba ultra pasado por lo demoroso que estaba resultando todo. Lo más fuerte de todo esto es que en ese momento, y por muchos años después, yo no fui consciente de lo que viví, no podía ponerle nombre a mis sensaciones y experiencias. Hasta que lo leí, hasta que me vi reflejada en el testimonio de otras mujeres... y lo entendí.

La relación con mi pequeña fue compleja desde el principio, no la sentía como al primer hijo, la cuidaba, la amamantaba, la sostenía, la aseaba, la vestía y la cuidaba, pero desde el "saber" que eso era necesario, no desde el sentir... no se como explicarlo mejor. No estaba conectada, no estábamos enamoradas... su llanto no me remecía las entrañas... Cuando a eso se sumo la separación con su padre, pues el cuadro se completo. Deje de amamantar, mi leche se fue, pese a que notoriamente tenía más que con su hermano (aunque también le di relleno, con menos culpa que la ves anterior). Y mi depresión se hizo visible; depresión post parto (ahora lo sé!!!) que se agudizó con una depresión de base y que me tiraron al hoyo durante casi un año. Por lo menos a los pocos meses logré darme cuenta de  mi estado, y pedí ayuda profesional. Mi motivación fue mi hijo mayor, el estaba en kinder y me daba mucha pena que su mamá fuera esa mujer, desaliñada y sin ganas de nada, siempre en piyama y en cama, sin alegría... Además, su comportamiento hablaba claramente de la necesidad de un cambio en la casa; si bien la tensión y la densidad del ambiente ya no estaban desde la separación, lo que quedo no era mejor. Mi motivación fue él, mi preocupación y mi movimiento fue por él.

Muchas cosas solté en esa crisis, empezando por la perfección en las cosas de la casa y la crianza, no tenía fuerza ni ánimo y en realidad me importaban un cuesco. Ahora estaba sola, con un hijo de 5 que tenía comportamientos inadecuados para los estándares de la escuela, una pequeñita que debía atender y una depresión de cuidado. Mi niñita pasó por una neumonitis a los tres meses y tuvo displacia en las caderas desde los tres a los ocho meses; supe el mismo día, lo de la neumonía y lo de la displacia. Ahí lloré, ahí la sentí y ahí me remecí. Eso ayudo, pero no basto. La terapia también ayudó, me ayudo a pararme, a sentirme, a conectarme conmigo, con partes de mi que estaban escondidas y relegadas, me ayudo a empoderarme porque en paralelo tuve que ir también con el psiquiatra pero me negué obtusamente a que me drogaran, no quise, no cedí, no quería doparme. Solo acepté un tratamiento natural, pese a la opinión de ambos, psicóloga y psiquiatra, yo quería darle la oportunidad a mi cerebro de recuperarse; me informé, estudié el tema y tome una decisión. Eso ha sido algo muy bueno para mi.

Pese a todo, aun no podía hacer un click con mi maternidad hacia ella ni encontraba una manera de que en la casa hubiera más paz y amor con mi niño de ya seis años que me volvía loca. No sabía que hacer con dos niños comunes y corrientes... Con todo, con el apoyo de mis padres  y la terapia, seguí adelante y salí a flote. Se notaba, la vida me sonreía, me sentía feliz, empece a planear el futuro, puse en práctica algunos cambios, seguí postergando la vuelta al trabajo para terminar mi carrera interrumpida; proyecte la mujer que quería ser en ese momento. Esa era una mujer encontrándose pero que aun estaba desconectada y se sentía muy, muy sola. Y en el camino me cruce con alguien con quien nos dimos lo que necesitábamos en ese momento; sin presiones ni proyecciones, solo viviendo el presente. Así las cosas, como una tormenta surgida de la nada, supe que estaba embarazada nuevamente, y al poco tiempo, supimos que eran dos.

Las hormonas de ese complejo, inapropiado y poco convencional embarazo múltiple, me permitieron conectar con mi hija y mi hijo de una manera impensable antes. Sentí el amor fluir hacia ellos, sentí dicha de tenerlos, sentí la necesidad de abrazar y decir cosas dulces y lindas, y sentí también una pena enorme por el poco tiempo que mi hijita había tenido para ser la menor. Cuando ella cumplió dos años y su hermano siete, llegaron los mellizos y empezó mi cuádruple maternidad, sola, con todos ellos. Se imaginarán lo que cambian la vida y la perspectiva cuatro hijos.

¿Y porque el titulo? bueno, porque los mellizos nacieron por cesárea y tuvieron alimentación mixta desde pequeñitos (ya pueden leer esa historia en mi blog si lo desean) y aunque no me opere por decision propia y en contra de todos pues el cuerpo y el alma son míos, pues no creo que pueda parir como lo sueño (literalmente) ni amamantar como lo desearía, ni tantas cosas más. Eso tiempo ya pasó... Pero queda toda una vida de crianza!!!! y eso ya es suficiente desafío...

Bueno queridos todos del Iron Blogger, también a veces el tiempo se me escurre y sin darme cuenta pasan dos semanas que a mi me pareció una y la otra se metió no se adonde. Gracias por el desafío, siempre es bueno y sanador escribir.